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Con este nuevo proyecto son ya medio centenar de personas las que disfrutan de una parcela para el cultivo de sus propias hortalizas


Esta mañana, la concejal de Agricultura, acompañada por los tres hortelanos adjudicatarios, ha procedido a inaugurar el nuevo Huerto Ecológico Urbano que ha sido ubicado en la calle La Sequia, a las puertas del Casco Antiguo. Como ha destacado la edil, “ésta es una de las parcelas más emblemáticas que hayamos podido inaugurar porque se encuentra en un sitio emblemático de nuestro pueblo, punto de arranque de cualquier visita turística. Ahora es un punto de interés que ha pasado de ser un lugar abandonado a ser un lugar rehabilitado y espectacular como punto de partida al Casco Antiguo”.



Además de los tres huertos en que ha sido configurada la parcela, ésta ha sido dotada con una caseta de paja, fruto de un curso de bioconstrucción, en la que se guardan las herramientas a utilizar por los hortelanos.


Al igual que los otros dos Huertos Urbanos existentes en el municipio, el de la Avda. Juan Alvado y el de la Crta. La Nucía, el terreno ha sido repartido y señalizado en partes iguales, al tiempo que dotado de riego a goteo. En total son cerca de 40 los hortelanos que ya están disfrutando de un trozo de tierra en el que cultivar hortalizas para su propio consumo.


En este caso los adjudicatarios han sido Pepa Pardo, Torum Reimers y Martín Filcola; coincidiendo todos ellos en señalar la ilusión que tienen por ser beneficiarios de la iniciativa y han destacado la importancia del proyecto. “Para adjudicar los huertos seguimos un riguroso orden de las dos listas que hemos confeccionado, una de personas ya jubiladas y otra de jóvenes. Cuando el número de huertos es impar damos preferencia a la de jubilados porque pensamos que tienen más tiempo para dedicar al huerto”, ha señalado la edil de área.


“Los huertos urbanos ecológicos tienen la virtud, entre otras cosas, no sólo de favorecer a la persona que lo cultiva, sino a todo el pueblo, porque se convierten en un jardín agrícola para todos. En ese sentido tienen un efecto beneficioso a nivel social porque mezclan todo tipo de gente, todo tipo de edades y nacionalidades y eso es lo que somos en Altea, un pueblo cosmopolita con más de 62 nacionalidades y lo que ayuda es a que se cuaje ese crisol de culturas”, ha concluido Carolina Punset.


 

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