Tras las intensas lluvias de la semana pasada, las corrientes provocaron el arrastre de los sedimentos depositados en el pantano de Guadalest. Esto ha derivado en el aumento de los niveles de turbidez en el agua que suministra el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa.
El 22 de diciembre, el Ayuntamiento de L’Alfàs del Pi decreta la restricción del uso del agua para el consumo humano después de que la Dirección General de Salud Pública detectara en una analítica un exceso en el parámetro de turbidez en el agua procedente del Consorcio de la Marina Baixa.
No es hasta el día siguiente, 23 de diciembre a las 14:20 horas, que el Ayuntamiento de Altea recibe una comunicación de la Dirección General de Salud Pública mediante la cual se dictan las mismas restricciones del uso de agua para consumo humano por esa misma causa.
Ante esta situación, ambos ayuntamientos emiten un bando informando a la población de estas restricciones que declaran el agua no apta para beber, la preparación de alimentos y la higiene personal. Desde ese momento, se realizan analíticas diarias para controlar los niveles de turbidez, al tiempo que se hace el seguimiento del cloro residual y otros parámetros relevantes para la salud.
Por su parte, y con el fin de paliar la situación de turbidez del agua que suministra el consorcio de la Marina Baixa, el Ayuntamiento de Altea requirió a la concesionaria que aportara al depósito de Les Rotes agua de los pozos de Bernia o Riquet, que no sufren turbidez, para disolver el agua del consorcio. Además, también incrementaron la dosificación de hipoclorito sódico en los depósitos.
No ha sido hasta el domingo 25 en Alfàs y martes 27 en Altea que la evolución favorable de los niveles de turbidez ha permitido a la Dirección General de Salud Pública levantar la restricción de uso de agua para la higiene personal, manteniendo la restricción para la ingesta y la preparación de alimentos.
Desde los Ayuntamientos de Altea y de Alfàs del Pi consideran que el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa debería haberse hecho responsable de la situación desde el primer momento, coordinando las actuaciones de los diferentes ayuntamientos afectados ya que, en definitiva, el problema de turbidez reside en las aguas suministradas por este organismo que es quien debe garantizar la potabilidad del agua que distribuye a los municipios consorciados.
Por ese motivo, desde los dos ayuntamientos han informado de que pedirán al consorcio que asuma la instalación de una potabilizadora que dé servicio a los municipios que, a diferencia de Benidorm, no cuentan con una.