Baltasar Ripoll, portavoz del Grupo Municipal Bloc-Verds del Ayuntamiento de Altea, ha hecho público un comunicado en el cual denuncia «la pasividad del equipo de gobierno PSOE-CIPAL ante las continuas molestias que sufren los vecinos del casco antiguo».
Nota de Prensa
Durante muchos años, el núcleo histórico de Altea se ha caracterizado por la razonable convivencia que han mantenido los vecinos del barrio con los negocios de restauración y ocio. El respeto al vecindario ha sido la tónica dominante en la manera de trabajar de estos locales y los residentes siempre han comprendido que los negocios debían trabajar y que esto implicaba ciertas molestias asumibles por ellos.
Lamentablemente, desde hace un tiempo esta situación ha cambiado. El abuso en la ocupación de plazas y calles y la ampliación ilegal del horario de apertura al público de algunos locales ha creado problemas graves en la convivencia con los habitantes de la zona. El excesivo ruido de estos negocios —que pretenden funcionar sin respetar las medidas de insonorización que exige la ley— y la proliferación de grupos descontrolados que hacen botellón y protagonizan peleas y escándalos en la calle a altas horas de la madrugada, han hecho imposible el descanso nocturno para el vecindario de la zona.
Este descontrol —favorecido por la falta de voluntad política del equipo de gobierno PSOE-CIPAL para solucionar un problema denunciado repetidamente por los vecinos— provoca una imagen deplorable de una zona emblemática de Altea: vasos rotos, vómitos, meadas en los callejones, vidrios y otros restos de una “fiesta” que se repite muchas noches a la semana, ante la impotencia de las personas que todavía quieren habitar el casco antiguo. Estas personas, a pesar de ser conscientes de las consecuencias molestas de las actividades propias de la zona, tienen los mismos derechos que el resto de la población. Por este motivo sólo piden que se respete la legalidad en su entorno, que no haya suciedad en sus calles y que las peleas, los gritos o las ventanas abiertas de los bares—que anulan cualquier insonorització exigida por ley a los locales con música— sean controlados, multados y suprimidos.
El Bloc pide a los responsables del gobierno municipal que se actúe con firmeza en este sentido, no sólo por el daño que se hace a sus habitantes sino también por la penosa imagen que se da al turismo del punto más visitado del pueblo. Según Baltasar Ripoll, es necesario —de manera urgente— que las concejalías de Infraestructuras, Comercio y Policía actúen coordinadas para acabar con los abusos, el ruido y la suciedad que propician algunos locales.
Además, el Bloc recuerda que hace falta compatibilizar la defensa de actividades económicas sostenibles con la habitabilidad y el respeto a los vecinos —como había pasado siempre—, porque las dos cosas mantienen viva la zona, le dan carácter y constituyen su atractivo, un atractivo que es uno de los valores más importantes para la imagen de nuestro pueblo y su encanto turístico.











