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El Palau Altea reúne a más de 170 personas en la cena gala de entrega de premios

La VI edición de los ‘Premis Altea de literatura e investigació’ celebró ayer su tradicional cena de gala, momento en el que se dio a conocer a los galardonados de este año de entre los 131 originales presentados. El mirador del Palau Altea acogió este evento, que se recuperaba tras dos años de parón por la pandemia, que contó con unas 170 personas entre las que se encontraba el alcalde de Altea, Jaume Llinares; la concejala de Cultura, Aurora Serrat y gran parte de la Corporación Municipal; Verónica Cantó, nueva presidenta de la Acadèmia Valenciana de la Llengua; Pilar Tébar, directora del Instituto Alicantino de Cultura Juan-Gil-Albert; Joan Borja, director de la Cátedra Enric Valor de la UA y José Miguel Cortés, presidente de la Fundación Caixaltea.

El Premio Carmelina Sánchez- Cutillas de novela y prosa creativa fue para la obra ‘Com és de gran el meu voler!’ de Modest Barrera Aymerich. El ganador, original de Burriana, presentó una obra ambientada en la postguerra. “Escribir sobre la guerra supone también reflexionar sobre la vida, porque en las circunstancias más adversas es cuando se plantean los grandes dilemas morales y el amor, es uno de los grandes temas de la literatura”, comentaba el autor que agradeció este premio recalcando que “es un honor formar parte de la lista de galardonados con los ‘Premis Altea’, y muy particularmente en el que lleva el nombre de Carmelina Sánchez-Cutillas. El sueño del escritor es llegar al lector, establecer con él una relación basada en las emociones, y los premios en la medida en que implican reconocimiento de calidad suponen una puerta abierta para establecer esta relación. Sólo por eso ya debemos estar agradecidos a iniciativas como las de los ‘Premis Altea’”, concluyó.

Silvestre Vilaplana i Barnés fue el ganador del Premi Altea de literatura infantil y juvenil con ‘La marca del temps’, una historia de intriga y misterio que recorre diferentes épocas. “El objetivo de la novela era construir una narración que divierta al lector adolescente. Es muy importante que los jóvenes se enganchen a la lectura y por eso es necesario crear novelas que puedan despertar su interés por leer y por eso es necesario trabajar con mucho cuidado las obras, tanto temáticamente como en el modo de estar escritas”, narró Vilaplana. Este escritor alcoyano comentó sobre el galardón: “es una gran alegría y un gran honor haber ganado ese premio que lleva el nombre de Altea. Los ‘Premis Altea’ están consolidados y resultan muy atractivos para los autores. La prueba es la enorme cantidad de manuscritos, procedentes de todas partes, que optan cada año y me siento muy orgulloso de poder añadir mi nombre a la lista de ganadores”.

El Premio Francesc Martínez i Martínez de ensayo e investigación fue para Jordi Julià Garriga por ‘Perdre l’escriure. Cròniques particulars del món de les lletres (2006-2013)’ un volumen integrado por más de ochenta textos ensayísticos relativamente breves. Julià, original de Sant Celoni, comento sentirse “muy honrado de que ‘Perdre l’escriure’ haya sido distinguido con el ‘Premi d’Assaig i Investigació Francesc Martínez i Martínez’, no sólo porque siempre nos complace que nos reconozcan el trabajo lejos de casa, sino también, y muy especialmente, porque esta obra pueda publicarse en una editorial de tan valor como la del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert.

El ‘Premi Estela d’Honor’, tal y como se había anunciado fue para la pintora alteana Joana Francés, por su aportación a la pintura contemporánea. Sus familiares no pudieron asistir, pero enviaron un video de agradecimiento.

Cerró el acto la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Altea, Aurora Serrat quien agradeció la gran participación de este año y recalcó la importancia del apoyo de las diferentes entidades e instituciones sin las que sería imposible celebrar estos premios “sois parte imprescindible de la consolidación de este proyecto” comentó. La edil destacó que los ‘Premis Altea’ “hacen del pueblo referente en la literatura e investigación de nuestra lengua, y son parte esencial para convertir a Altea en capital cultural permanente”, concluyó.

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