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  • Juanvi Martín y Pedro Jaime Zaragozí dirigen los trabajos de excavación y limpieza que se han llevado a cabo gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Altea, a través de las concejalías de Urbanismo, Ciclo Hídrico y Medio Ambiente y de la ONG de Amicitia, así como empresas y voluntarios locales

Alrededor de 200 vecinos y vecinas de Altea asistían ayer a la presentación de uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia local que, hasta ahora, se desconocía: el Poador del Pontet. Previamente a la visita guiada al yacimiento tuvo lugar en el Centro Social de Altea, ante la gran expectación del numeroso público asistente, la explicación de los trabajos llevados a cabo en la excavación.

Jaume Llinares, alcalde de Altea, y el resto de concejales del equipo de gobierno acompañaron a los directores de la excavación, Juanvi Martín y Pedro Jaime Zaragozí, quienes explicaron que se trata de una fuente semicircular de carácter monumental del siglo XVIII, donde brotaban 12 chorros de agua sobre una balsa rectangular de nueve metros de largo que era punto de abastecimiento de agua de los habitantes de la época. La datación del yacimiento se sitúa entre el siglo XVIII y XX y en un documento de 1782 se menciona por primera vez el Poador del Pontet y en el proyecto de revestimiento de la acequia en 1963.

El pasado mes de octubre de 2015 comenzaban los trabajos arqueológicos de excavación en el Poador del Pontet que han continuado durante este verano sacando a la luz una construcción semicircular de 12 metros de diámetro y de aproximadamente 60 m2.

Los dos responsables de la excavación explicaron que el relleno de la estructura circular se produciría debido a la aportación de barro del barranco del Barranquet, que discurre por la parte oeste. Según Martín y Zaragozí, esto ocurriría a mediados del siglo XIX, teniendo en cuenta los materiales encontrados durante la excavación. »Entre las personas más mayores del vecindario, señalaban los historiadores, nadie recuerda haber visto o escuchado hablar a sus padres o abuelos de esta estructura, pero sí el uso del mismo tramo de la acequia como lavador hasta los años 50 del siglo XX».

Después de los trabajos de excavación, sus responsables afirmaban que, »podemos determinar tres fases de uso del yacimiento. La primera desde el siglo XVIII hasta el relleno del Poador, durante el primer tercio del siglo XIX. La segunda, la del Escurridor desde el siglo XIX hasta mediados del siglo XX. De esta época también es el uso como lavador de este tramo de la acequia del Reg Major. La última fase iría desde 1965 hasta la actualidad, con el revestimiento de hormigón del cajero de la acequia y la construcción de un pequeño azud auxiliar al cauce del barranco».

Como aseguraba el alcalde de Altea, »el descubrimiento de los restos arqueológicos del Poador del Pontet es un hito histórico para nuestra localidad». Jaume Llinares ha destacado la importancia histórica que el yacimiento supone para Altea, para el enriquecimiento de nuestra cultura y patrimonio. Por este motivo, dada la importancia del descubrimiento, y después de las dos campañas de excavación, desde el Ayuntamiento de Altea se ha querido mostrar a la ciudadanía el resultado de los trabajos arqueológicos ‘’in situ’’. Los trabajos de excavación y limpieza se han llevado a cabo gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Altea, a través de las concejalías de Urbanismo, Ciclo Hídrico y Medio Ambiente y de la ONG De Amicitia, así como empresas y voluntarios locales.

La concejala de Urbanismo, Imma Orozco, se refirió a la ‘’excepcionalidad del hallazgo’’ y señalaba la intención del consistorio de seguir apoyando los trabajos de excavación, para localizar dos estructuras más, anexas, así como la consolidación de los restos y la posibilidad de hacerlos visitables con su musealización. »El presupuesto de la concejalía de Urbanismo contempla financiación para la recuperación del patrimonio, pero también se han implicado destacadamente las concejalías de Infraestructuras y Ciclo Hídrico y Medio Ambiente», señalaba Orozco.

Además, la continuación de los trabajos ayudaría a dar respuesta a aspectos referentes a las causas del abandono de una estructura de estas características, su falta de mantenimiento y limpieza, hasta llegar a su olvido.

Pero no es la única estructura presente en el yacimiento. Se trata de un complejo hidráulico donde también se ha excavado un canal polivalente de riego y drenaje de mediados del siglo XIX llamado popularmente el Escorredor de Pesaria, un sifón de grandes dimensiones y diferentes dispositivos para derivar el agua del barranco a la acequia, utilizados en épocas de sequía.

El concejal Ciclo Hídrico y de Infraestructuras, Roque Ferrer, ha hecho hincapié en la singularidad de la estructura hidráulica descubierta, »de enorme magnitud histórica y arqueológica para nuestro municipio, que nos muestra fielmente y con esplendor la tecnología constructiva e hidráulica del siglo XVIII, cuando ya se utilizaba el canto rodado, formando mosaicos, como pavimento. Lo que nos podría dar más datos sobre las actividades que en aquella época se llevaban a cabo a través del material encontrado en la parte más profunda del corte estratigráfico elaborado».

Ferrer añadía que »desde el equipo de gobierno hemos encontrado interesantísimo y necesario el descubrimiento del Poador del Pontet, por lo que desde las concejalías de Ciclo Hídrico e Infraestructuras hemos colaborado poniendo a disposición del equipo de trabajo de campo la maquinaria pesada necesaria para hacer la retirada y movimientos de tierra más grandes, así como de adecuación del acceso al espacio mediante el desbrozado».

A partir de septiembre, anunció Ferrer, se les facilitará un georradar para detectar más estructuras enterradas, »previstas e intuidas por los directores de la excavación, lo que supondrá un trabajo de campo más eficaz y eficiente, a la vez que motivador».

Ferrer se ha comprometido también a »dimensionar el caudal de agua que ofrecía aquella estructura hidráulica, mediante un cálculo algebraico utilizando los teoremas típicos en mecánica de fluidos, que nos podría dar información de cuánta población, como máximo, podría abastecer. Lo que podría arrojar indicios demográficos alrededor de la época de construcción».

Desde la concejalía de Medio Ambiente, su responsable, Beatriu Nomdedeu, informó de que se ha dotado de voluntarios y voluntarias al proyecto. »Desde el primer momento se han organizado campos de voluntariado para trabajo en el yacimiento. Lo hemos hecho en colaboración con la ONG De Amicitia. Además hemos facilitado una parte de material para los trabajos en el yacimiento para excavar, desenterrar, limpiar, catalogar, y demás acciones necesarias para la recuperación del Poador del Pontet».

»La restauración de este espacio vinculado al sistema de riego, acequias, y a la agricultura pone de relevancia la necesidad de recuperar y dar valor a lo que nos ha sido legado y ha caído en el olvido», señalaba Nomdedeu. »El agua convirtió Altea en un pueblo conocido por sus cultivos: hortalizas, vid, almendros, olivos. Es nuestra responsabilidad recuperar espacios e infraestructuras que nos recuerdan el esfuerzo de nuestros antepasados, para mantener una tierra fértil».

Con la inauguración de las primeras fuentes públicas en 1889, no desaparecerá la costumbre de ir a por agua y lavar pero, poco a poco, el Poador quedó en el olvido. En su lugar, el remolino que forma el agua al entrar en el sifón, hizo que los vecinos lo denominaran «caragolet».

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