En un año, el PP de Pedro Barber -¿donde está Miguel Ortiz? – no ha encontrado más excusas para criticar al equipo de gobierno que la contratación del gerente de la Pública. Buen síntoma. Quiere decir que el PP que nos ha abocado a ruina está en proceso de extinción y que este equipo de gobierno no lo está haciendo tan mal.
Desde esta concejalía, lejos de eso, se quiso hacer un proceso totalmente abierto que nos asegurara que elegíamos el mejor candidato o candidata entre todas las personas que se postulan para ocupar el cargo a través de un tribunal que no tenía por qué ser técnico ya que se trata de un puesto directivo. A través de una serie de cuestiones, tuteladas por personal técnico del Ayuntamiento, se aseguró de que se respetaran los principios de igualdad, mérito y capacidad. La mala suerte del PP es que no le ha gustado el resultado. Quizás callarían si hubieran resultado elegidos cualquiera de los dos ex concejales del PP que se presentaron. La buena es que el proceso sí aseguró la solvencia de la persona elegida y de sus propuestas para reflotar una empresa pública que el PP había abocado a la quiebra.
En cuanto al informe del Interventor, que no debería sorprender al PP porque ataca las inercias heredadas de su gestión que estamos trabajando para romper, se presentó escrito de alegaciones con el asesoramiento de los servicios jurídicos para aclarar aquellas cuestiones sobre las que se planteaban dudas. Consideramos, por tanto, que existe una disparidad de criterios entre el asesor jurídico y el interventor que éste no ha entrado a valorar en su informe definitivo y que son fácilmente rebatibles, como el hecho de que el salario del gerente sí se aprobó en la Junta General constituida en Plenario.
Por otra parte, en el pleno de abril, el gobierno municipal aprobó la encomienda de la brigada y la regularización del personal que el anterior equipo de gobierno había tenido trabajando de manera alegal en la PDM y que hacía que no se pudieran facturar los trabajos tal y como apunta el interventor. Por lo tanto, estamos aportando soluciones y planificación allí donde sólo había improvisación. Y en eso, afortunadamente, tiene mucho que ver el gerente.
En cuanto a la designación del gerente, debemos recordar que se trata de la designación de personal directivo, no de funcionario. Entendemos que el PP tenga dudas sobre esta diferencia, ya que ellos, a lo largo de sus 24 años de mandatos, han sido los responsables de que de 189 trabajadores, un 30% sean funcionarios interinos y laborales interinos no fijos, con la inestabilidad y las presiones que ello implica para este colectivo.
Quien no tiene dudas a este respecto es el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que dice el Estatuto Básico del Empleado Público no es aplicable en el caso de entidades públicas empresariales locales que, de acuerdo con sus estatutos, adoptan la forma de sociedad mercantil, como es el caso de la PDM.
Al proceso de selección de gerente se dio, de entrada, los principios exigibles de libre concurrencia y publicidad. No se le negó la posibilidad de presentarse a nadie. Sin embargo no pasó lo mismo con la contratación de tres miembros de la familia del señor Ortiz cuando era alcalde, dos en urbanismo y uno como gerente del Ayuntamiento a razón de 4.000 euros mensuales, por cierto. Nadie más tuvo la opción de exponer sus propuestas porque no hubo ningún proceso de selección. Dejemos de lado contrataciones directamente indirectas o indirectamente directas, como quieran ustedes decirlo, como los 6.000 euros mensuales fraccionados que le pagábamos todos los alteanos y alteanas a la tele de la hermana del señor alcalde del PP. Si nos arrancamos a hacer historia, no acabamos.
Es curioso que el PP no haga suyas las alegaciones presentadas por parte de la PDM ya que han sido argumentadas y redactadas por el asesor jurídico del Ayuntamiento -que lo es también de la Pública- y que sí tenían a bien considerar cuando gobernaban.
Un cambio de formas y de fondo que, si no gusta al PP, siempre puede intentar encontrar amparo en los tribunales, aunque lo tienen difícil.
