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Últimamente el río está de moda: proyectos de regeneración, campañas de limpieza, rutas guiadas, ciclismo, paseo, footing… Pero la realidad es que el rio Algar, lleva tiempo siendo un punto de especial interés, tanto para algunos humanos, como sobretodo, para muchos animales.


La pasada semana, una “curruca capirotada” procedente de Bélgica, fue recapturada en el río Algar. Para los que no sepan de ornitología, imagínense un pájaro de pequeño tamaño, con un peso de tan sólo 20 gramos (aproximadamente lo que pesan 3 monedas de 1 €), que pacientemente emprendió su viaje hace algunos meses ya desde Bélgica, huyendo del frío invierno nórdico y buscando la suavidad del invierno más ecuatorial.
Toda una hazaña, teniendo en cuenta que las aves no saben de hoteles, restaurantes, gasolina… pero si de depredadores, inclemencias meteorológicas… Es decir, la única gasolina que utilizan las aves es la grasa acumulada con su alimentación en primavera; sus hoteles son los pequeños espacios verdes que pueda encontrar en su camino; sus restaurantes son los pequeños insectos que habitan esas zonas verdes… Sin embargo, y a pesar de todo, luchan contra la distancia, la lluvia, el frío, el calor, los depredadores y, en el mejor de los casos,
salen victoriosos, como el caso de nuestra pequeña amiga, para luego, volver a realizar esta ruta, año tras año.


El caso de la curruca capirotada no es el único, muchas especies invernantes, como los mosquiteros, los colirrojos o un sinfín más de aves, pasaran el invierno entre nosotros y cuando éste acabe, volverán a sus latitudes habituales, más norteñas.


Es por eso de vital importancia conservar, proteger y potenciar espacios como el río Algar; pequeñas áreas de servicio para las aves migratorias y auténticas ciudades para la fauna y flora autóctona. En definitiva, una fuente de vida, alimento y cobijo para todos los seres vivos que, bien de forma puntual o permanente, habiten entre nosotros.


El descubrimiento de la curruca capirotada, fue llevada a cabo por Antonio Zaragozí, anillador científico de la “Sociedad Española de Ornitología”, quién lleva anillando más de 20 años en nuestro río. Cada semana, Toni, junto con siempre algún colaborador, y tanto los días de lluvia  como los más soleados, llevan a cabo esta interesante labor de recopilar información sobre esos seres vivos tan fascinantes, los pájaros.


Dado que empezó en 1990, Toni ya ha recopilado numerosa información que nos habla del buen estado de salud del río y la importancia de conservarlo. Pues en todo este tiempo, especies de Bélgica, Holanda, Alemania, Rusia o Inglaterra han elegido nuestro río como zona de hábitat temporal, y otras muchas permanente. Además, los datos recogidos por los anilladores tan sólo muestran una pequeña proporción o estimación de la verdadera diversidad y cantidad de animales que hay en un paraje (la que cae en sus redes), por lo que cuantificar y cualificar la realidad es verdaderamente imposible. Todo un edén en el centro de nuestra localidad, que esperemos siga con nosotros toda la vida, para nuestro disfrute y
aprendizaje.



Grupo Ecologista Natural-Mente

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