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CIPAL acusa a los concejales del Bloc de actuar movidos  por motivos espurios


En el pleno de esta semana en Altea el Bloc, con motivo de la aprobación de una ordenanza de huertos urbanos, ha lanzado una ofensiva contra Carolina Punset por la instalación, en un huerto ecológico, de una garita de herramientas elaborada con balas de paja por voluntarios ecologistas para mostrar las posibilidades de la bioconstrucción.


Según palabras de la Concejala de CIPAL, el regidor del Bloc, el Sr. Baltasar Ripoll, que insiste en añadir al nombre de su grupo – que es Bloc Nacionalista- el adjetivo «verds», ha votado a favor de la construcción de todos los planes parciales en esta legislatura. Han estado a favor del plan parcial de Carbonera, del plan parcial de Bellas Artes, y del plan parcial de Montahud. No les ha importado que en esos planes se construyan bloques de edificios que atentan contra nuestra arquitectura tradicional, y en consecuencia, antagónicos con nuestro casco antiguo y no les ha importado, que donde ahora hay huerta, en el futuro, solo encontremos -gracias a esos planes- naves industriales.


A lo largo de estos tres años no se les ha ocurrido reclamar por ningún tema de urbanismo en este pueblo. No han reclamado, cosa que sí que ha hecho CIPAL, por los destrozos de la Sierra de Altea. No han reclamado por edificios aberrantes como el del Garroferet. Nada de eso les molesta. Solo se manifiestan injustamente -por motivos partidistas-  en contra de una bioconstrucción de balas de paja atadas con cuerda para guardar las herramientas del huerto urbano ecológico. ¿Es eso trabajar por el interés general?


Solo hay que aplicar el sentido común para entenderlo. Resulta que donde  antes había una parcela abandonada, llena de basura y generadora de problemas para  los vecinos, ahora hay un precioso huerto urbano, con esta bioconstrucción de paja que parece una escultura, donde  los turistas se detienen para fotografiar antes de iniciar la subida al casco antiguo. 


Punset acusa al Bloc de lo lamentable que resulta  moverse solo por intereses partidistas. Penoso para la imagen de un  grupo, como el Bloc Nacionalista,  que se hace llamar  verde, y cuyo  único motivo de queja en urbanismo sea esta caseta  rústica esculpida con   paja y barro de dos metros cuadrados. Penoso para la imagen de todos nosotros como políticos, porque parece que discutimos por todo, prevaleciendo la inquina sobre el interés general. Y penoso también para Altea, porque si consiguen su  objetivo, el  derribarla, este pueblo se quedará sin un nuevo  atractivo turístico en la zona . El Ayuntamiento paga a los concejales del bloc dos sueldos con los que ni trabajan en el equipo de gobierno, ni hacen oposición constructiva. Son como el perro del Hortelano: ni hacen ni dejan hacer.
No hace falta ser un genio, ni un arquitecto, – animo a todo el pueblo a que se de una vuelta allí para verlo añadió- para darse cuenta que esta maniobra va contra el sentido común. Es más, en nuestra opinión va contra la ética y la moral, considerar legales, como se ha hecho, edificios como el Garroferet en Altea la Vella, legalizar construcciones en zonas verdes como la de Puntal en la Sierra de Altea, y luego, querer considerar ilegal una instalación provisional y desmontable para uso público de huertos urbanos ecológicos como es esta bioconstrucción que es como una obra de arte. Eso, no se sostiene ni jurídica ni políticamente.


Grupo Municipal CIPAL

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