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U.D. ALTEA, 0
HERCULES B, 1


Altea: Tomás, Miramar (Peter), Josete, Bazaga (Pascual), Gallego, Cristian, Raúl, Nene (Floro), Manu, Carrasco (Chole) y Angel.
Hércules: Efrén, Sebas, Israel, Werner, Carratalá, Salero, Marco (Rufo), Pagán, Trigueros (Manu), Cristian y Jaime.
Goles: 0-1, min 10, Trigueros.


La U.D. Altea, a falta de dos partidos para el final de la liga, se despidió del Municipal de Garganes con un escándalo mayúsculo, como es la suspensión del partido por un salivazo de un aficionado a un linier, y para colmo de desgracias, dijo adiós a los play off de ascenso al perder por 0-1 con el Hércules B.


Peor no le podían haber ido las cosas al equipo de José Carrete. El filial del Hércules, situado en la zona baja de la tabla, parecía un rival asequible para los alteanos que luchaban por el ascenso, pero los alicantinos llevaban tres partidos consecutivos ganados y el equipo se había reforzado para el tramo final de la liga. A los diez minutos el Hércules B se adelantaba en el marcador y obligaba a los alteanos a jugar con el marcador en contra en el que era el partido más decisivo de la temporada. Tras el gol de Triguero el Hércules se replegó y cerro todas las vías de ataque de los locales. El gol primerizo marcó el resto del partido.
En la segunda parte el Altea salió decidido a remontar y tuvo alguna ocasión de marcar pero los delanteros no acertaron ante la meta defendida por Efrén. A falta de diez minutos para el final un incidente en un lateral entre un aficionado y un linier  provocó la suspensión del partido, una decisión excesivamente rigurosa por parte del arbitro David Olcina. Si bien es cierto que el aficionado alteano se comportó de forma lamentable al lanzar un salivazo al linier, el hecho tampoco era tan grave como para suspender el partido y provocar un escándalo público. Al no haber lesión del linier, tan sólo un poco de saliva, bastaba con haber expulsado del campo al responsable de tan repudiable acción, pero no castigar a todos los aficionados y al equipo local que se jugaba nada menos que su última oportunidad para ocupar una plaza de ascenso. Lamentable el aficionado y lamentable el arbitro.

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